Estás detenido en un paisaje que no para de moverse. Mirás alrededor y unos cristales grisáceos brotan de las piedras
y se convierten en el aire que respirás.
Los riscos no contienen gravedad, no es posible caerse en ellos.
Estos paisajes son para flotar.
La mirada va y viene, unas veces está dentro del paisaje y otras veces está fuera de él. Querés que el paisaje te mire,
te registre, querés que te tenga en cuenta. Pero vos no le importás, al menos no como un ser en particular.
El paisaje es, sucede, es un acontecer imprescindible que no necesita de nadie para existir, no pide nada porque
puede todo: explotar, desvanecerse, darse vuelta, espejarse, hacerse agua o roca, cielo o tierra.
La serie de dibujos Estado Paisaje denota un rodeo y una certeza. Se rodea una pregunta:
¿por qué el paisaje? Se trabaja con una certeza: dibujar.